Descubrí a
Jamie Oliver viendo sus programas viajando por Estados Unidos e Italia y descubriendo las maravillas culinarias de cada lugar, conversando y participando en la elaboración de los platos con los lugareños. Siempre con buen rollo y alegría. Admiro su capacidad para
cocinar con sencillez, a menudo con las manos y siempre con entusiasmo.
Hace ya unos años, se fue a West Virginia en Estados Unidos, en la ciudad de Huntington, supuestamente la menos saludable de Estados Unidos y donde casi la mitad de los adultos sufren obesidad. Inició allí su proyecto en 2010 a través del programa TV
Food Revolution con la intención de
cambiar los menus que se ofrecen en los comedores escolares americanos y los malos hábitos alimenticios.
Algunos de vosotros seguramente habrán visto ese
vídeo en el que salen unos niños de una escuela primaria adivinando frutas y verduras, no acertaron ninguno y no daba crédito a lo que veía y se me quedó grabado, al igual que Mikel López Uturriaga, como cuenta en su blog El Comidista en su
entrevista a Jamie Oliver y que compartí la semana pasada en
Facebook. También era sorprendente ver la resistencia de la comunidad y cómo se negaban a colaborar a pesar de implicar cambios beneficiosos para su salud.
Hay 42 millones de niños menores de 5 años que sufren sobrepeso u obesidad en el mundo. Y de aquí al 2030, se supone que más del 40% de la población mundial sufrirá sobrepeso u obesidad.
Jamie sigue su lucha más que nunca y el movimiento
Food Revolution ya es global. Ha lanzado
una petición para que las escuelas de los paises que forman el G20 integren la educación alimentaria como asignatura obligatoria.
El día 15 de mayo, este viernes, es el
Food Revolution Day para dar voz a esta reivindicación de manera global e involucrarnos a todos a la vez.
Que los niños aprendan a comer saludable parece una obviedad pero no todos lo tienen a su alcance. Estoy con Jamie, pienso que se debe enseñar en las escuelas de dónde proceden los alimentos y cuáles son, cómo se elabora la comida porcesada, para que puedan crecer y alimentarse de manera saludable. Por otra parte, es una buena manera para concienciar también a los que somos padres, que debemos ser
más cuidadosos a la hora de
elegir los alimentos,
leer siempre las
etiquetas y pedir
más información a las marcas sobre la elaboración de los productos y los etiquetados.
Puedes firmar la
petición o compartir un selfie para ayudar a difundir la campaña.