nuevo año, buenos hábitos

Cuando empieza un año nuevo, siempre sale el tema de los buenos própositos que cada uno desea emprender. Se oyen muchos pero pocos se suelen cumplir al final, o eso dicen las estadísticas. Aunque yo nunca hago ninguna lista de buenos própositos, el inicio de año es una buena oportunidad para pensar en nuevas rutinas o hábitos beneficiosos:

- Pasar menos tiempo mirando el móvil y de paso las redes sociales, descargando la app Forest. Plantas una semilla y en 30 minutos tienes un árbol si no quitas la app para echarle un ojo a las redes sociales. Si sales de la app, tu árbol se muere. Cuando cumples el objetivo, va consiguiendo árboles que van formando un bosque y también monedas. Estas monedas sirven para conseguir distintos tipos de árboles-. Esta app está asociada con Trees For The Future para plantar árboles reales con las monedas virtuales.

- Escribir y enviar más cartas manuscritas. Abrir el buzón y ver otra cosa que facturas y folletos publicitarios alegra el día a cualquiera. Ishtar Olivera y Sami Garra tienen un montón de ideas bonitas.

- Probar recetas nuevas para salir de la rutina de siempre. Los Reyes Magos me han regalado La Cuchara de Plata y con sus más de 1400 páginas (!), no me van a faltar ideas.

-  Comer menos carne roja y más verduras. En casa no somos vegetarianos pero ya hemos ido reduciendo nuestro consumo de carne. Para producir un kilo de carne, se necesitan más de 15.000 litros de agua mientras el mismo peso de lentejas necesita unos 5.800 litros. 

- Nada nuevo. María del blog Escarabajos, Bichos y Mariposas decidió vivir un año sin compras para una vida más sostenible y alejarse del consumismo excesivo que se domina nuestra sociedad, ella está encantada. Bea Johnson (que inició un movimiento zero waste) o la organización ZeroWaste en Europa comparten experiencias y vías alternativas para consumir menos.

Además de nuevas rutinas, no pueden faltar todos esos momentos que nos hacen felices. Mis momentos felices son sencillos: dibujar, ir al cine en familia, pasear por la ciudad o en el campo, leer, escuchar música, reirme a carcajada con los amigos, cocinar, es decir disfrutar de los pequeños placeres de esta vida.

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